Mis tres días en Belfast y alrededores. Día 2

Abadía de Inch, Bosque Tollymore, Belfast: Barrio de la Catedral

Irlanda del norte ofrece unos paisajes naturales muy llamativos, especialmente si vienes de una región bastante seca como Valencia. A pesar de que hay numerosas alternativas para hacer excursiones por los alrededores de la ciudad sin hacer tantos kilómetros, decidimos no perder la oportunidad de realizar una ruta caminando por alguno de sus frondosos bosques y pusimos rumbo al parque natural de Tollymore a algo menos de 1h 30 desde Belfast. Si en tu escapada no te apetece pasar tanto tiempo en el coche, o prefieres utilizar el transporte público, en el post preparativos del viaje a Irlanda del Norte encontrarás alguna de estas alternativas que también incluyen una ruta corta de senderismo.

En cuanto al bosque Tollymore, en mi opinión su visita vale mucho la pena, y ya no solo por el parque en sí, sino porque puedes aprovechar el camino y desviarte ligeramente para ver la Abadía de Inch situada a unos 45 minutos de Belfast, uno de los rincones más encantadores de la región. Se trata de un antiguo monasterio del que solo quedan unas ruinas cuya visita no te entretendrá demasiado y, sin duda, merece una parada.

El entorno en el que se encuentra la Abadía de Inch parece extraído de un cuento medieval, situada junto a la orilla norte del rio Quoile, donde pueden avistarse patos, cisnes y demás aves, rodeada de árboles frondosos y colindando con un cementerio antiguo que le aporta un halo aún más misterioso a la zona. Lo que queda de esta abadía fue fundada por John de Courcy, que financió su construcción como resarcimiento por la destrucción de la anterior Abadía de Erenagah. Los restos que podemos ver datan de los siglos XII y XIII. Aunque la historia de este monasterio se remonta al año 800, pues se han encontrado evidencias de la presencia de un santuario celta en sus inmediaciones. Por aquel entonces este área constituía una isla dentro del pantano de Quoile, y su orografía permitió el ataque y saqueo en diversas ocasiones por parte de los vikingos que llegaron navegando desde el mar. Estos ataques resultaron devastadores ya que el monasterio inicial estaba construido en madera. Siglos más tarde, John Courcy junto a su esposa Affreca reconstruyeron la Abadía de Inch estableciendo en ella un monasterio cistercense que fue colonizado por los monjes de la anterior abadía y otros provenientes de la Abadía de Furness en Lancashire.

Fijándote bien en el terreno podrás adivinar la planta cruciforme, típico de las construcciones cistercienses. Su diseño constaba de una nave principal y dos laterales interceptadas por el crucero donde en este caso se erigía una pequeña torre. De esta histórica abadía solo queda la impresionante ventana de estilo gótico del lado este. Frente a ella se situaba el altar principal, y aun pueden apreciarse restos de una triple “sedilia” (asientos destinados a los sacerdotes que dirigían los oficios religiosos) y la pequeña “piscina” donde se lavaban los recipientes y utensilios del altar. Además en sus paredes quedan vestigios de símbolos masones. Por el tamaño de la abadía se puede deducir que la comunidad de monjes era pequeña, aunque según los estándares medievales también rica. La actividad religiosa fue disuelta en 1541 y el terreno pasó a manos de Gerald, conde de Kildore y duque de Leister.

Como os comentaba la parada en la Abadía es breve, puedes aparcar prácticamente en la puerta y el acceso es gratuito. Como la mayoría de los lugares más fascinantes de la región, también ha sido empleado como escenario en el rodaje de la famosa serie Juego de Tronos.

Siguiendo la ruta establecida, seguimos hasta el bosque Tollymore que se encuentra a una hora aproximadamente de la Abadía. La entrada es gratuita sólo hay que pagar el acceso al parking (5£ por vehículo). En la zona de aparcamiento encontrareis baños, una zona reservada para picnics y un área de juegos para niños. Nosotros llevamos bocadillos comprados previamente en Belfast para poder hacer el picnic dentro del parque.

Una vez en el bosque os encontrareis 4 rutas de senderismo claramente señalizadas mediante flechas de distintos colores y con diferente dificultad. Todas son circulares, comienzan en el parking y pueden combinarse ya que suelen converger en algún punto. A continuación os dejo el mapa con las distintas rutas, aunque en la entrada al parking os darán uno con todas las explicaciones.

Este parque ocupa una superficie de 630 hectáreas a los pies de las montañas Mourne. Es atravesado por el rio Shimna, y puede cruzarse por medio de cualquiera de los 16 puentes existentes: algunos de madera, otros más antiguos de piedra (el más añejo data del siglo XVIII) y otros formados simplemente con curiosas rocas en forma de escalón dispuestas entre el caudal de agua. Como podréis imaginar también en este bosque encontrareis varias localizaciones de Juego de Tronos, de hecho en el mapa que os darán se marcan las áreas utilizadas en el rodaje. Asimismo, otras películas, como Dracula Untold fue rodada en parte en estos parajes.

En cuanto a la historia de Tollymore, se han encontrado restos de herramientas fabricadas con sílex datados en la prehistoria. Registros más recientes muestran que este bosque permaneció unido al destino del clan Magennis desde la invasión de Ulster en 1170, tras la cual esta familia ganó poder en la zona . Los Magennis controlaron la mayor parte de estas tierras durante el siglo XV. Dos siglos más tarde consiguieron mantener el terreno tras la rendición frente a la corona británica. Tras varias generaciones Tollymore pasó a manos de la última heredera del clan que unió sus territorios a los de la familia Hamilton mediante un beneficioso matrimonio. Uno de sus sucesores, James Hamilton, fue el responsable de las construcciones que hoy en día se pueden apreciar en el parque. Su gran amigo Tomas Wright de Durham, con su fuerte estilo individualista, fue el encargado de los diseños, entre los que podemos apreciar un granero con forma de iglesia (con campanario y reloj), y curiosos puentes, portones y arcos de piedra de distintos estilos predominando el gótico. También perduran algunos molinos de agua, aunque ya no están en uso. Whright fue además el encargado de la construcción de una mansión georgiana que fue conocida como Tollymore Park House pero fue destruida y actualmente no queda nada de ella.

En el año 2000 este bosque fue reconocido por el Sunday Times como uno de los 20 mejores lugares para hacer picnic en Reino Unido. Nosotros disfrutamos del nuestro sentados sobre los troncos de arboles caídos entre hojas secas, por la época del año en la que fuimos, y no pudo resultar mejor. De hecho empezó a llover ligeramente, pero con la frondosidad de los árboles pudimos descansar tranquilamente sin apenas mojarnos. Tuvimos mucha suerte además de poder visitarlo un día entre semana, caminando prácticamente solos. Durante los fines de semana suele estar más concurrido ya que no son pocas las familias irlandesas que aprovechan para hacer alguna ruta y comer por el parque.

A los más deportistas les recomiendo subir a cualquiera de las dos colinas que coronan el parque desde las cuales se puede divisar el mar con la bahía de Newcastle, siempre que tengan suerte y el día esté despejado, claro. Por otro lado, los aficionados a la botánica tendrán la oportunidad de examinar especies exóticas no habituales en estas latitudes como eucoliptos, aracaurias, secuoyas gigantes y pinos de Monterey. Asimismo, podrán admirar el árbol más antiguo de la isla, una Picea abies “Clanbrassiliana” original del año 1750. Los robles de este bosque también son famosos por la calidad de su madera y, sobretodo, por haber sido utilizados en la confección del interior del reconocido Titanic que, como ya sabréis, fue construido en Belfast.

De vuelta a Belfast

Una vez finalizada nuestra ruta por el parque Tollymore, volvimos a Belfast. Esa noche queríamos aprovecharla para visitar el animado barrio de la catedral (Cathedral Quarter).

Cenamos en Kitchen Bar, un restaurante típico situado en Victoria Square que no estuvo mal de comida ni de precio, pero para mi gusto demasiado bullicioso. Fue divertido ver un grupito de música sentado en una mesa normal improvisando, pero sinceramente para cenar se agradece poder hablar con tus amigos. Además en este barrio y en sus inmediaciones hay muchos sitios interesantes para cenar, eso sí, es mejor no ir muy tarde o reservar con antelación porque suelen estar bastante concurridos. El barrio de la catedral fue en su origen hogar de alfareros, herreros y mercaderes de whisky para posteriormente convertirse en el corazón literario de Belfast, pues en él se ubicaron las sedes de los principales periódicos como el histórico The Nothern Whig, Belfast Telegraph y The Irish News. De hecho, aún conserva vestigios de este pasado literario en pequeños detalles, pudiendo encontrar por ejemplo el pub The John Hewitt, que hace honor a un poeta originario de Belfast, o en la plaza denominada de los escritores, situada frente a la catedral de Santa Ana, y en cuyo suelo se encuentran grabados los nombres de famosos escritores locales. Este barrio ha presentado una considerable evolución, partiendo de ser una de las zonas más antiguas de la ciudad destinada a servir de almacén, a convertirse en el centro de la efervescente actividad cultural y de ocio de la Belfast actual. Sin duda, es la parte más peculiar y sorprendente de Belfast. Una visita imprescindible si pasas por la ciudad es acercarte a Commercial Court, una callecita peatonal llena de luz y de vida a cualquier hora del día. Lo ideal es callejear por sus alrededores sin dirección predeterminada e ir sorprendiéndote con la gran cantidad y especialmente, calidad de los murales. Es impresionante el arte urbano de esta ciudad.

Una vez descubierto este barrio, volvimos la noche siguiente para investigar nuevas calles y bares. El ambiente en los pubs además es muy animado, casi todos ofrecen música en directo y la gente es muy agradable. Todos los pubs tienen su historia y sus peculiaridades, pero sin duda, nuestro favorito fue el Dirty Onion, situado en el edificio más antiguo de la ciudad (data de 1780), totalmente remodelado con una terraza exterior donde ofrecen conciertos prácticamente todas las noches. Tiene una parte interior más tranquila donde también se puede comer, pero lo mejor está en la parte de la terraza, donde está el escenario y la animación, y donde puedes acompañar tu bebida con una hamburguesa hecha en barbacoa. Otro de los locales míticos de Belfast es el Love & Death Inc, nos habían hablado bien de él y habíamos encontrado bastantes referencias buenas. Sin embargo, puede ser que no acertáramos el día o la hora, pero cuando llegamos no nos convenció demasiado. Tiene varios pisos, el primero muy tranquilo para tomar algo y el segundo más modo discoteca, que abre a partir de las 22h. Cobran entrada y no se veía mucha gente, así que no llegamos a entrar. A continuación os comparto un mapa con los principales pubs de este barrio tan característico.


También os muestro el mapa del recorrido de este segundo día de excursión por los alrededores de Belfast. Tened en cuenta que marca el tiempo del trayecto de ida y vuelta.

 

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