Mis 7 días en Japón. Día 1: 24 horas en Osaka

Qué hacer y ver en Osaka en 1 día

Iniciamos nuestro periplo por el país nipón aterrizando en Osaka. Su aeropuerto internacional de Kansai, como os comentaba en el post de Explorando Japón en 7 días, es uno de los más impactantes del mundo debido a la obra de macroingenieria que supuso su construcción. Se encuentra sobre una isla artificial capaz de resistir los embates de la naturaleza, tales como tifones y terremotos bastante frecuentes en el país y es considerado desde 2001 como uno de los “10 Monumentos de la ingeniería civil del milenio” por la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles. El aeropuerto se encuentra situado en la bahía de Osaka, por lo que el acceso al centro de la ciudad es bastante ágil.

Una vez aterrizadas y recogido nuestro pocket wifi en la oficina de correos del mismo aeropuerto, activamos nuestros Japan Rail Pass y cogimos el tren directo que en media hora nos dejó en la estación de Osaka Tennoji. Una vez allí, para llegar a nuestro hotel Sunrote Osaka Namba, hicimos transbordo al metro (cogimos la línea Midosuji line hasta Dobutsuen-mae, y de ahí cambiamos a la línea Sakaisuji hasta Nipponbashi).

Al salir de la boca del metro ya notamos el profundo contraste de la cultura oriental con la nuestra: el bullicio, los colores, los olores… si bien Osaka no te resultará tan espectacular como Tokyo, es una ciudad muy agradable con una gastronomía muy interesante que bien mereció al menos un día de nuestro viaje. No olvidemos que se trata de la tercera ciudad más importante del país ya que alberga uno de sus principales puertos siendo además un destacado núcleo industrial.

Una vez descargado nuestro equipaje en el hotel, donde nos dio la bienvenida un simpático robot, nos lanzamos a conocer Osaka. Iniciamos nuestro recorrido visitando su tradicional Castillo, al que llegamos cogiendo el metro muy cerquita de nuestro hotel. Su visita no requiere demasiado tiempo, subes unos 4 pisos de exposición sobre la historia de Osaka y del papel que esta construcción defensiva tuvo en ella, y accedes a la terraza de su última altura desde la que obtendrás unas bonitas vistas al parque donde se encuentra ubicado y a la ciudad. Si tienes tiempo y te apetece puedes también pasear por sus jardines aunque te pedirán otra entrada diferente.

 

Tras esta inmersión en la historia más antigua del territorio, cambiamos de tercio y nos dirigimos al distrito financiero donde nos esperaba el edificio habitado más alto de Japón, el Abeno Harukas. Desde sus 3 últimas plantas (dedicadas al mirador Harukas 300) pudimos apreciar las mejores panorámicas de la ciudad, percibiendo su vasta extensión y distinguiendo sus diferentes barrios. El edificio alberga un centro comercial con zona de restauración, oficinas y un hotel. Nosotras comimos fenomenal en uno de sus restaurantes con vistas a un huerto urbano y he de decir que nuestro primer contacto con la comida japonesa fue todo un acierto, el atún y el salmón estaban espectaculares.

Tras el breve descanso pusimos rumbo hacia el barrio de Namba, atravesando antes el distrito Shinsekai, donde vislumbramos la famosa torre Tsutenkatu. Si la oferta de restauración del Abeno Harukas no te ha convencido o prefieres algo más callejero, puedes aprovechar tu paso por este barrio para probar los Kushikatsu (distintos tipos de brochetas rebozadas de verduras, carne, queso e incluso marisco que se sirven con una salsa sobre unas hojas de col) típicos de la ciudad en cualquiera de los puestecitos o bares dispuestos en sus calles o atreverte con el famoso Fugu o pez globo.

Seguimos nuestro recorrido pasando por Den-den-town, el conocido barrio de la electrónica y de la cultura otaku. Cerca ya del puente de Dotonbori, empezamos a callejear en busca de uno de los rincones más especiales de la ciudad: el templo Hozenji. No te esperes un templo inmenso ni espectacular, su encanto radica su pequeño tamaño y su ubicación, un remanso de paz escondido entre las bulliciosas calles llenas de luces de neón del animado barrio de Namba. Este pequeño templo fue construido en 1637 para rendir homenaje a Fudo Myoo, uno de los 5 reyes o budas de la sabiduría (llamados Myoo). A diferencia del resto de los santuarios japoneses, los creyentes, en lugar de ofrecer monedas realizan sus peticiones derramando agua sobre la pequeña estatua de la deidad, conocida como Mizukakefudo. Debido a las continuas ofrendas recibidas, la estatua presenta una gruesa capa de musgo, aportando un halo misterioso al lugar. El culto a los Myoos es originario de la India y fue introducido en Japón en el siglo IX. Éste en concreto, suele representarse blandiendo una espada en la mano derecha que simboliza la sabiduría partiendo la ignorancia, con una cuerda en su otra mano y se acompaña de dos ayudantes, dos estatuas de menor tamaño caracterizando a Kongara y Seitaka.

El templo actual no es original, fue reconstruido tras los bombardeos de la segunda guerra mundial de los cuales solo sobrevivió intacta esta pequeña estatua de Fudo Myoo. Sin embargo, se quiso respetar la esencia de Naniwa, nombre con el que se conoce la vieja Osaka, en este diminuto barrio manteniendo el encanto de sus pequeñas calles que hoy se encuentran repletas de tiendecitas y restaurantes. Te aconsejo visitar estas callejuelas al anochecer, cuando los farolillos de papel se encienden reflejando sus formas sobre los adoquines húmedos por las continuas ofrendas.

Continuamos nuestro camino volviendo a las bulliciosas calles del barrio de Namba, el principal centro comercial y turístico de la ciudad, paseando tranquilamente por Dotonbori, una de sus principales avenidas. En ella encontrarás una extensa oferta de restaurantes, bares, cines, karaokes y especialmente los famosos carteles publicitarios de luces de neón en las fachadas de los edificios, al estilo de la Times Square de Nueva York. Reconocerás enseguida el mítico anuncio de Glico Man (marca de las famosas galletas conocidas aquí como Mikado) cuyo original fue instalado en 1935 y, aunque ha sufrido modificaciones con el tiempo, su esencia sigue siendo la misma representando un deportista sobre una pista de atletismo azul.

Como os comentaba anteriormente, Osaka es una ciudad referente gastronómicamente hablando, y entre sus numerosos distritos, Dotonbori está considerado su epicentro culinario. En el barrio encontrareis todo tipo de restaurantes, izakayas (tabernas), cafeterías y puestos de comida callejera donde podréis probar las especialidades de la ciudad como okonomiyaki, (llamada pizza japonesa, aunque parece más bien una tortilla rellena de diferentes sabores), takoyaki (una especie de croquetas rellenas de pulpo), Kani (carne de cangrejo) y tsukune (brochetas de pollo) entre otras muchas.

Nosotras cenamos en Chibo, el restaurante más famoso especializado en okonomiyaki, que además se encontraba muy cerca de nuestro hotel. Suele tener bastante cola por lo que conviene ir pronto. Ofrecen varios menús y las raciones son grandes (pedimos un menú para dos siendo tres y nos sobró bastante comida). Puedes elegir entre distintos rellenos como carne de buey, gambas, calamares, pulpo, carne de cerdo… y la acompañan de distintas salsas o mayonesa.

También nos habían recomendado Kanidukaku, un restaurante batallero especializado en cangrejo imperial que no tuvimos ocasión de probar. Es de precio medio y debido a su elevada demanda es preferible llegar pronto o reservar. Recientemente han abierto franquicias en la misma calle por lo que si os animáis a probarlo tendréis más variedad.

Para bajar la comida y poner punto final a esta intensa primera jornada del viaje, nos dimos un paseo por este animado barrio descubriendo la amplia variedad de ocio nocturno que ofrece.

 

Información práctica de tu estancia en Osaka:

Aunque en el post de preparativos del viaje a Japón encontraréis toda la información sobre reservas y entradas, aquí os dejo algunos datos útiles de esta etapa del viaje.

Metro: el precio del billete sencillo de metro cuesta unos 230 yenes (2€ aproximadamente) y el bono de metro de todo el día 850 yenes (7€ aprox). Con el Japan Rail Pass tienes acceso gratuito a la línea circular del metro, por lo que antes de precipitarte a comprar el bono, estudia que recorridos vas a hacer y si puedes aprovechar el pase para alguno de ellos. Nosotras no cogimos el bono porque no íbamos a amortizarlo.

Castillo de Osaka. Su horario de apertura es todos los días de 9 a 17h, y su coste 600 yenes (5€ aprox) la entrada normal y 200 yenes para acceder a los jardines.

Mirador Harukas 300. Las entradas se pueden comprar previamente via online ahorrándote colas y además consiguiendo alguna rebaja. Su precio es de 1400 yenes (unos 12€). Con esta entrada tienes acceso a las plantas 58 a 60 donde encontrarás una parte descubierta con cafetería. Si no quieres pagar la entrada, puedes quedarte en la planta 16 desde donde podrás disfrutar también de buenas vistas desde los ventanales o desde alguno de sus restaurantes. En el post de preparativos del viaje te dejo el enlace por si quieres reservar la entrada con antelación.

 

 

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